Indefensos ante el Conejito de Pascua por desconocer estas tradiciones patrias
Primero fue Papá Noel. Luego, Halloween. Ahora es el Conejito de Pascua, y atento que por ahí viene el Hada de los dientes. Cada una de estas tradiciones tiene un origen distinto, pero a nosotros nos llegan todas desde EE.UU. No me molesta que vengan, pero escuece que al aterrizar no encuentren rival porque muchos españolitos desconocemos nuestras propias tradiciones…
El origen del Conejito de Pascua. El origen de la leyenda del Conejito de Pascua está en Alemania, donde no hay niño que perdone esta fiesta. Su raíz está en los festivales de primavera celebrados por los sajones -Semana Santa se dice “Ostern” en alemán y “Easter” en inglés, términos ambos que derivan de Astarté, diosa fenicia de la fertilidad- durante el equinoccio de marzo. Con esta temática detrás es normal que huevos -símbolos universales de vida y resurrección- y flores -asociadas a la primavera y la fertilidad por razones obvias- sean los elementos centrales de esta tradición. Súmale que a finales de marzo las gallinas están más ponedoras que nunca, y que los conejos andan por estas fechas correteando de un lado al otro, y es fácil imaginar por qué son los símbolos de esta fiesta.
¿Cómo se celebra la Semana Santa en Estados Unidos? Dada la cantidad de credos que conviven en Estados Unidos, cada uno con sus ritos y tradiciones, es entendible que haya triunfado entre la ciudadanía una celebración desacralizada fácilmente asumible por toda la población. La tradición alemana del Conejito de Pascua escondiendo huevos de chocolate por la noche cumple este cometido a la perfección. Alegre, sin dogma religioso alguno aunque celebre vagamente la Pascua cristiana, chocolate… ¡Lo tiene todo para triunfar! Como en Alemania, no hay niño en EE.UU. que no espere ansioso la visita del Conejito. Aquí en España pronto será igual. La invasión comenzó hace algunos años. Primero desde la tele. Luego en el súper y las pastelerías. Ahora no hay guardería en la no se hagan actividades sobre el Conejito. Da igual que en España sobren tradiciones similares: ésta ha llegado para quedarse, y tú no podrás evitarlo.
Los huevos en la Semana Santa. Con permiso de la Navidad, no hay festividad más importante para la cocina española que la Semana Santa. El potaje y las torrijas son los platos más populares, pero hay otros otros tan tradicionales o más nacidos al calor de esta festividad, en la que los huevos suelen desempeñar un papel muy importante. Las monas de Pascua son un gran ejemplo. Propias de la costa mediterránea y algunas regiones del interior, las monas son tortas horneadas con huevos cocidos como cobertura. Las monas eran el regalo tradicional de las madrinas a sus ahijados año tras año conmemorando su bautizo. Como antiguamente los bautizos tenían lugar el Domingo de Resurrección, la mona de Pascua está tan vinculada a la Semana Santa como las procesiones o los atascos de la operación retorno.
Las monas de Pascua en Cataluña. Como los canelones de Navidad, la conversión de la tradicional mona de Pascua en un gran huevo de chocolate es una tradición sólo propia de Cataluña, aunque el éxito de la idea -similar a la del Conejito de los sajones, por otra parte- explica que poco a poco haya ido calando en otras regiones de España. No obstante, la tradición es más moderna de lo que se piensa, pues Néstor Luján, excelente conocedor de la cocina de su tierra, aún hablaba en 1970 en El libro de la cocina española de la mona como un pastel. El chocolate aparece ya en las monas descritas por Vázquez Montalbán en La cocina catalana (1979), aunque sólo como un ingrediente más. Si la modernidad consiste en ser los primeros en adoptar novedades, hay que reconocer que Cataluña va a la cabeza de España…
Las meriendas del Sábado Santo: El origen del hornazo y el bollo preñau. Las meriendas del Sábado Santo son otra importante tradición centenaria. Aunque hay variaciones aquí y acullá que afectan al día de celebración -Domingo de resurrección en Aguilar de Bureba (Burgos); Lunes de aguas en Salamanca- o las viandas, en esencia todas estas fiestas tienen algo en común: la celebración de una merienda campestre aprovechando el final de los 40 largos días de abstinencia de la Cuaresma. Para ello, los niños recorren por la mañana el pueblo -a veces acompañando al cura en su periplo bendiciendo casas- recogiendo panes, huevos y chorizos de las vecinas, dando cuenta del botín por la tarde como Dios merece. Esta tradición, que aplaza o repite lo celebrado el Jueves lardero, ha dejado como legado preparaciones como el hornazo o el bollo preñau asturiano, odas carnívoras que, bien emparedadas entre panes, están pensadas para ser disfrutadas sin cubiertos en el campo.
¡Bendita sea la Semana Santa, y todos sus platos! Amén.
Te interesa: Potaje, el plato más odiado de la cocina española
Hummus Sapiens 
Muy bueno el reportaje. Le sigo y me gusta como escribo
Gracias por su mensaje. Me alegro de que las entradas resulten interesantes. Un saludo.
Bienvenido sea el conejito de Pascua. A todos los golosos. Nos va a venir bien. Es verdad que esto viene de Estados Unidos. Yo pienso que estamos siempre a la zaga de los países que están por delante de nosotros. Pasa con muchas cosas y va a seguir pasando.